Soy de aquellas personas que no borra nada, o muy poco. Revisé mi respaldo fotográfico y tiene 216.252 archivos (sin sincronizarlo aún). En algún momento leí sobre la importancia de guardar el trabajo, teniendo la posibilidad de revisitar cosas que hiciste en el pasado, pero no voy a escribir sobre eso precisamente.
Así fue como llegué a una carpeta llamada “2014-06-04”, sí, un archivo creado hace casi 8 años y nunca las había editado, actividad que prácticamente no conocía o aplicaba de forma muy genérica, sin siquiera entender su importancia. En esa carpeta había varias fotos, algunas sin mucho sentido y otras muy, pero muy interesantes, especialmente porque tenían el ímpetu de querer tomar fotos en la calle, y de no sentirme preocupado al mismo tiempo (actualmente me cuesta mucho).
Así me topé con la foto que quedó de portada de este texto: fue una sorpresa instantánea, porque la intención de la foto estaba clara, las personas están en una posición interesante y siento que si me lo hubiera propuesto, o la preparara (cosa que aún no hago y evito), no la consigo. No recuerdo el momento, sólo sé que fue a la hora de almuerzo en el centro de Santiago, en una de esas caminatas que ya casi no hago.
La foto tenía problemas, a medida que comencé a trabajar en ella se hicieron más presentes. Tuve que usar todos los trucos adquiridos durante 12 años tomando fotos (de forma más seria, por decirlo de alguna manera). Hubo momentos en que no supe que hacer, pensando incluso que debía desecharla porque esos errores me molestaban mucho, pero al mismo tiempo no quería perderla nuevamente en el archivo.
No voy a entrar en muchos detalles, pero me siento bien al haber olvidado esa foto (y un par más que ya aparecerán en la galería) y poder darle una oportunidad 8 años más tarde. Es muy fácil mirar fotos antiguas, querer “hacerlas” de nuevo, criticarse y tratar de esconder esos errores, pero eso sería desconocer todo el proceso de crecimiento por el cual he pasado.
Esta foto tuvo una oportunidad que pocas tendrán: cayó en el momento perfecto para reunir las ganas que tenía en ese momento -sin bloqueos ni desmotivaciones-, para aplicarle todo lo que he aprendido y lo que he decidido hacer actualmente con mis fotos.
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