A pesar de andar haciendo un trámite poco agradable y después de haber estado semanas encerrado en la casa, saqué esa cámara olvidada y que tiene un pequeño problema, pero que podía caber en un bolso pequeño. Desde ese momento no ha vuelto a salir, pero no puedo olvidar que me ayudó a obligarme a intentarlo nuevamente y dejar registro de varios momentos que posiblemente me habría perdido sólo por concentrarme en lo que tenía que hacer; además usar mi teléfono no era opción.
Y es que la luz se abre camino a través de un espacio reducido y permite que veamos con otros ojos lugares olvidados -o mirados en menos- porque quizás el avance de los tiempos no ha sido muy generoso con ellos. Pero es en ese uso, en ese deterioro donde están los detalles, donde está el alma y la historia, algo que lo moderno, limpio, impecable y perfecto no puede entregar.
2022-07-28
Torres de Tajamar
Providencia, Chile
Archivo personal
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