Actualmente, por diversas razones, me cuesta considerarme como alguien que toma fotos en conciertos: muchas veces pienso que mi cuarto de hora en ese espacio ya pasó, que hice lo mejor que pude, que logré cosas bonitas, que invertí mucha de mi energía y que, sin haber ocupado un lugar “importante”, siento que es momento de dejar ese cupo a otras personas. También pienso que el tiempo de los grandes shows ya pasó y, en esa vorágine actual de eventos dónde todos se venden como si fuera lo más esperado, pocas cosas nuevas se pueden decir.
Entonces me ha tocado volver a lugar donde empecé: a estar en el público y tratar de reconectarme con la música, que fue lo que me llevó en su momento a plantearme (casi de sorpresa) a tomar fotos en los shows.
Anoche fue uno de esos shows, al que fui casi solamente porque quería, sin ser el mayor fanático, sin saberme las letras, simplemente porque Alter Bridge (más allá de que te guste o no), representaba para mí, tiempos más simples y sencillos donde disfrutaba cada uno de esos sonidos nuevos que iban llegando a mis oídos. Además era el momento de celebrar que, casi exactamente hace un año estaba en un lugar donde un concierto habría sido impensado. Ese último episodio puede estar en parte en el olvido y pero no así el aprendizaje, que es una de las cosas que más atesoro de este año.
Entonces, quizás es momento de volver a los orígenes y replantearse algunas cosas. Por ahora, nada me va a impedir sacar una foto entretenida desde el público mientras salto y canto. Lo que venga, está por verse, pero de seguro es algo bueno.
2023.11.13
Alter Bridge en Chile
Teatro Caupolicán
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