Esta situación es rara y siempre que paso por ahí de noche, me quedo pegado (un par de segundos) mirando la extraña escena: no sé si será la repetición de los números, la falta de agua o esos pequeños brotes de pasto. Algo tiene. Y obviamente, para mí, es más interesante que el particular edificio que ahí se ubica.
Si bien los números son lo más “llamativo”, son esos brotes los que ocupan gran parte de lo que pienso de esta foto, que me recuerda un ambiente hostil donde no vale la pena estar, y aún así, ese “pasto” sigue haciendo el intento. Al mismo tiempo, siento que esa luz mira a estos pequeños elementos y estos, a su vez, contemplan aquel cartel como un ente superior.
Sí, podría haberme ido en la postura motivacional de seguir intentándolo a pesar de las dificultades, pero no creo que haya discurso más manoseado que ese: lo digo sólo se me vino a la mente mientras escribía esto. Entonces, ¿con qué me quedo?: Con lo extraño, con una situación que puede no tener sentido, en la que elementos inanimados tienen algo de personalidad y participan en la escena. En ese contexto, todo pareciera tener algo de lógica.
Finalmente, es un ejercicio de imaginación. Ahí es donde están las buenas conversaciones.
2023.08.02
Providencia, Chile.
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