Hay momentos en que realmente me veo pequeño e incluso insignificante frente a un mundo enorme y muchas veces hostil. No es que lo sienta siempre, mejor dicho, no lo siento de mala manera, porque verme pequeño me ayuda a mantenerme con los pies en la tierra, sabiendo que las cosas que hago, las hago bien y que no paso por encima de nadie cuando quiero conseguir algo.
Es una sensación de escala personal, un mundo interno, dónde me importa más interesarme por personas y temas, por conversar y desarrollar, que conseguir que todo el mundo vea, con efectos especiales, las cosas que estoy logrando. Porque mis procesos mentales y creativos no son un producto, sino un cúmulo de vivencias y aprendizajes que van (des)formando algo.
Habrá momentos de luz, como este en la foto, pero la mayoría son efímeros. Y eso no tiene nada de malo, porque, como dicen por ahí, “estos ratitos quedan para nosotros”.
2023.10.12
Calle Amanda Labarca
Santiago Centro, Chile.
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