Antes de la oleada de fotos del regreso a conciertos (si, de esas que poco te interesan si llegaste por acá por otras razones), y antes del verano pasado, estaba esta imagen. Pensé en dejarla descansar un poco más, porque fotos de shows aún quedan y quería dedicarle un tiempo y espacio decente antes de hacerla pública. Incluso la perdí por varias horas cuando estaba trabajando en ella. Si, la quiero mucho.
Está foto me representa demasiado, porque es básicamente cómo me siento todos los días: en un mundo que te pide constantemente ser de una manera estándar, reunirse con otros por intereses similares, buscar validación, mostrarse positivo y agradecido de todo y, por consecuencia, convertirse en un producto (falso) que para algunos estará bien, pero para mí no es sinónimo de felicidad, sino que es competencia.
Es que mi espacio está en dos momentos: primero con quienes quiero, con quienes hablo y que, por lo general, son muy diferentes a mi, pero es dónde logro conseguir un entendimiento interesante, gratificante, e incluso las bromas se vuelven elaboradas y demuestran un grato conocimiento del otro. Todo se vuelve sorpresivo.
Segundo, es cuando estoy solo, escribiendo algo, mirando hacia arriba y/o caminando, buscando momentos cotidianos que eventualmente se convertirán en una historia o en una foto, o estoy teniendo uno de esos episodios dónde varios trailers de películas pasan por mi mente. Y si, incluso llevan música.
Estar bien en mis lugares es sinónimo de que nunca quiero lucir nada ni pasar por encima de otros, y también significa que siempre quiero compartir y conversar, pero difícilmente tendré la iniciativa. Entonces, si algún día me ves arrinconado por ahí y leíste esto, tienes que saber que es sólo uno de esos momentos en que no sé que decir o quiero sólo estar. Y lo único real es que todo está realmente bien.
2023.10.12
MUT
Las Condes, Chile
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