La comunicación siempre evoluciona, se adapta y nos ofrece alternativas, pero nada supera a la versión más clásica y simple: directa y de frente. Usémosla.
La comunicación siempre evoluciona, se adapta y nos ofrece alternativas, pero nada supera a la versión más clásica y simple: directa y de frente. Usémosla.
Depende como se miren y desde donde se miren, en la ciudad pueden darse muchas intersecciones y no hablo de calles.
Alturas, líneas, extensiones de otros tiempos. Espacios que cada vez son más escasos en todas partes, incluso fuera de Santiago.
Cuando la noche cae, los lugares se cierran; los bloqueos nocturnos que se convierten en lienzos
Son fachadas que están ahí, a vista y paciencia de todos, pero descartadas por no estar “en frente”. Al menos hay alguien mirando.
Era otoño cuando tomé esta foto, ha pasado harto tiempo y sigue teniendo todo aquello que me llama la atención.
Hay momentos en el día en que algunos lugares, especialmente en Santiago, quedan olvidados por la luz del sol, cayendo en la penumbra antes de tiempo.
Eran otros tiempos, otras formas de ver la ciudad, otras maneras de enfrentarse al espacio público/privado
Siempre me gustó donde está esta entrada, en un edificio que ya tiene una forma particular y que pareciera haber sido cuidado con cariño durante mucho tiempo para mantener su esencia.
La luz se abre camino a través de un espacio reducido y permite que veamos con otros ojos lugares olvidados -o mirados en menos- porque quizás el avance de los tiempos no ha sido muy generoso con ellos.