Había una segunda versión de esta foto, la cual me gusta más, ya que deja ver el esfuerzo de la luz para llegar a lugares inalcanzables, especialmente en una ciudad densa donde los reflejos no ayudan mucho.
Había una segunda versión de esta foto, la cual me gusta más, ya que deja ver el esfuerzo de la luz para llegar a lugares inalcanzables, especialmente en una ciudad densa donde los reflejos no ayudan mucho.
Los ángulos rectos si están en el eje vertical, pero acá prima la diversidad de otras orientaciones.
Una puerta, materiales, luz y sombra. Una situación que une tres colores a veces distanciados.
Hay lugares imposibles de apreciar sin ampliar un poco nuestra mirada (algo que aplica a muchas cosas).
Alturas, líneas, extensiones de otros tiempos. Espacios que cada vez son más escasos en todas partes, incluso fuera de Santiago.
Son fachadas que están ahí, a vista y paciencia de todos, pero descartadas por no estar “en frente”. Al menos hay alguien mirando.
Era otoño cuando tomé esta foto, ha pasado harto tiempo y sigue teniendo todo aquello que me llama la atención.
Hay momentos en el día en que algunos lugares, especialmente en Santiago, quedan olvidados por la luz del sol, cayendo en la penumbra antes de tiempo.
Eran otros tiempos, otras formas de ver la ciudad, otras maneras de enfrentarse al espacio público/privado